El sueño de las luciérnagas
Carlos Herrerra
El sueño de las luciérnagas
Desplegada en medios diversos como la escultura, el objeto, la instalación y la performance, la obra de Carlos Herrera (Rosario, 1976) dialoga, a nivel formal, con la historia del ornamento, el género pictórico de la naturaleza muerta y la técnica del arreglo floral. Sin embargo, desde sus títulos, las piezas suelen apelar a la tradición del retrato y el autorretrato, de manera que se presentan como sucesivas versiones del propio artista. En El sueño de las luciérnagas (2023), Herrera crea un recinto a partir de una serie de líneas a simple vista fijas, pero que, en el contacto con lx espectadorx, resultan ser blandas, permitiendo el ingreso. Una vez adentro, la obra invita a mirar hacia arriba, donde, a gran altura, se despliega una escena colgante. Una cama patas para arriba y la representación sintética de un cuerpo, iluminados por los caireles de lámpara desarmada que los rodean como un manojo de luciérnagas. La imagen se completa con un par de zapatos de cordones sueltos al lado de la cama y, a un costado, una escalera. Si en gran parte de la producción de Herrera el cuerpo es invocado desde sus restos, emanaciones y recuerdos, en este caso también lo hace a partir de una síntesis de su figura. En las producción de Herrera conviven lo orgánico y lo inorgánico en el intento por responder a la pregunta sobre la desaparición del cuerpo y la materia, a la que se añaden los pensamientos sobre la muerte y la locura, el transcurso del tiempo, la sexualidad y los ritos del pasado y del presente, como tópicos que estructuran su trabajo. Materiales tan diversos como cadenas, sábanas, frazadas, madera, flores, hojas, plumas, pan, carnes, huesos, vajilla, agua y jabón, algunos con profundos signos de desgaste, se ensamblan en composiciones contenidas por una caja, una bolsa o, en obras recientes, por marcaciones lineales que dibujan límites en el espacio.